martes, 7 de julio de 2009

05/07/09 QUEMADERO – ENIX

¡Que calor!
La tónica general de los compañeros biker’s que publican sus aventuras semanales en la web es el calor que pasaron el pasado fin de semana.
Si es que no son fechas, pero que le vamos a hacer si nos gusta la bici y nos gusta disfrutar de los amigos. Y la bici es lo que tiene, si no te la juega el calor es el frío el que amenaza. Si no es la dureza de la ruta, es un pinchazo, una caída o el hombre del mazo el que te hace pasarlas canutas. El que no entienda eso mejor que se quede en casa limpiando o viendo un DVD de National Geographic.
Estábamos ansiosos por conocer a la señorita de Juanillo, una conor de última generación, pero la barbacoa del sábado y algún asunto personal impidieron su presencia en el lugar de la cita. Quienes si aparecieron fueron Franci, bien descansado, Diego y Caco cargados de minutos de fútbol durante la semana y Kiko, con problemas intestinales. El objetivo era llegar hasta el final del camino de Enix, es decir, llegar hasta Enix.
Esta misma ruta la hicieron el sábado los compañeros de El Ejido “los del uno uno”. En su crónica podemos ver reflejadas muchas situaciones análogas a las vividas por nosotros.
Pues salgamos que no queremos pillar mucho Lorenzo. La cuesta de la peseta ya es historia para algunos. Kiko y Diego la rebasan sin dificultad. De ahí en adelante despacito que el camino es largo y no es buen día para dar batalla. Las fuerzas están justas desde el principio, alguno que otro hace la goma pero enganchamos bien. Hasta el cruce de El Potro la subida transcurre sin hostilidades, en ese momento Franci dice que va a poner un punto más a la ruta y empieza a distanciarse lenta pero incesantemente. Los repechos no son muy duros, sin embargo, lo que pica en las piernas es la continuidad de la ascensión, sin zonas para recuperar y el calor añadido que ya había calentado el agua de nuestros bidones. Los únicos árboles que vimos son diez eucaliptos en medio de la nada, ¿qué hacen esos ahí?. No lo se, pero ¡daban una sombrita mas buena…!Primera parada para mojarnos y descansar un poco. Además, en ese momento comienza lo peor de la ruta. El camino esta formado por piedras que en su día eran los adoquines del camino, pero hoy están sueltos e inestables. Las ruedas no tienen donde agarrarse. El truco está en no perder la zona limpia que está en el centro. Si te desequilibras, aprieta los puños y dale fuerte a los pedales para entrar rápido sobre las piedras. Aún así, más de una vez hay que poner pie a tierra, cuando no es el culo.
Desde hace mucho tiempo sabemos que la derrota no es una opción y no hay excusas, por lo que levantamos la cabeza y buscamos el final de esas curvas que dibujan el lomo de la sierra. Que esa es otra, se tiene la sensación de estar pasando mil veces por el mismo sitio.
Caco y Kiko son los que mejor se adaptan a este terreno desesperante. Franci ya lo conocía pero no tira y Diego hace lo que puede, se encuentra muy cansado. Entre el peralte de algunas curvas, la pendiente y las piedras, a veces es más un ejercicio de equilibrista que de ciclista. Un espectáculo.
A falta de 100 metros para coronar, aparece “el corneta”. Un amigable senderista que nos cuenta la locura que se trae entre manos. ¡Salió de Almería y nos lo encontramos allá arriba!. En fin, que un último esfuerzo y llega el asfalto. Un matorral nos hace de sombra, un rato después llega Franci. Diego está a punto de abandonar, pero no sabe que ya lo estamos viendo llegar, le gritamos y animamos y lo consigue.
Primeros 16 kilómetros cubiertos. El segundo tramo se presume mas asequible, pero nada de eso, el terreno es rompe piernas que lo hace suficientemente duro como para que Diego diga “hasta aquí he llegado”. Aún le queda bajar y sumará más de 40 kilómetros de ruta. “ve con cuidado”.
A buen ritmo, los tres alcanzan el caño de agua de Enix. Si el cuenco que recoge el agua llega a ser más grande, nos metemos de cabeza. ¡Qué fresquita! Glub, glub,glub… Nos refrescamos bien al ritmo de no se qué tipo de música que sonaba en el coche de unos rumanos y nos fuimos a desayunar. De los tres bares que hay en el pueblo sólo uno estaba abierto, pues venga. Siendo la camarera inglesa no puede haber nada bueno. Los detalles que los den los protagonistas, que esto es un blog deportivo.
Vamos otra vez al caño de agua a llenar para la vuelta... un saludo a la morena de las piernas, je je.
Concentración que ya vamos de tirón. Franci y Kiko se pican en este primer tramo hasta el descenso. Caco les sigue como puede manteniendo el tipo. A los pies del camino se observa Aguadulce y detrás Roquetas (no había cámara de fotos). Las rampas finales las hace Franci a un ritmo brutal, Kiko es ahora el que le sigue de milagro. ¡Cuidado bajando!
El descenso no ofrece ningún problema. Es tan desesperante como la subida. A veces no es necesario frenar, pues son las piedras el freno natural de la bici. Una vez pasado este tramo lo demás es fácil, a no ser que aparezcan los pinchazos. Primero Caco y posteriormente Kiko, dos veces (hay que mirar por si quedan pinchos), obligan a parar la ruta. Bueno, Franci va lanzado y no se da cuenta en ninguna de las ocasiones, con lo que le tocó darse la vuelta y subir hasta donde estábamos nosotros. Entreno extra, je je.
No fueron las tres horas que decía Kiko, pero tampoco las cinco de Juanillo. Cuatro horas es el tiempo que estuvimos de ruta. Luego, cada mochuelo hasta su olivo tardaría un rato más. Para otra ocasión quedará la variante ofrecida por Kiko… esa será otra aventura.
Felicitamos a Caco por la gran etapa realizada tras pasar un par de meses apartado de la bici. Diego llegó sin problemas aunque intento pillar algún atajo que no fructificó.
Id pensando la siguiente que nos gusta pedalear juntos.

2 comentarios:

  1. El zumo no era natural... ¡¡y el tomate de las tostadas tampoco!!. Es el bar del pueblo que cierra cuando abren los otros dos, ja ja ja.

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  2. Lo peor de todo, aparte del desafortunado desayuno, el sofocante calor!!! Lo mejor, la maciza de la fuente de Enix, jeje!
    Diego eres una puta máquina, pero vamos a olvidarnos del fútbol tú y yo, que ya no estamos para esos trotes.

    En fin, un buen día con vuestra grata compañía.

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